Escribir o decir algo sobre Marco Camenisch no es fácil… no es difícil… podría ser algo raro para quien lo conoce desde hace años… conoce sus ideas, sus palabras, sus acciones… su esencia, su determinación y el amor por una vida de lucha que le mueve. Eso: una vida de lucha, la única que vale la pena vivir, ¡ese es Marco!
¿Se podría empezar a desarrollar su biografía a partir de su vida de pastor? ¿De su repulsa atávica por la nuclear y todo lo que es contaminación y ecocidio? ¿De las condenas que, desde 1980, le han aplicado? ¿De su fuga y sus diez años de prófugo? ¿De la cárcel ininterrumpida que, desde 1991, está cumpliendo sin doblegarse un instante? ¿De la dignidad que lo caracteriza como individuo libre y en inevitable conflicto permanente con toda forma de poder? Pero, al final, ¿cómo se distingue todo esto? ¿Cómo se separa una vida de lucha contra cualquier nocividad, cualquier monstruo destructor de la naturaleza entera, cualquier abuso y acto liberticida, a una vida de amor libre y rebelde de cualquier individuo digno, cualquier impulso que rechaza lúcidamente esta cultura dominante hecha con obediencia y alienación asimilante?
Marco ama, odia, sabotea lo existente con cualquier acto suyo de resistencia diaria a través de traducciones, escritos, declaraciones, huelgas de hambre en solidaridad con todxs lxs rebeldes presxs…
Marco es libre y prisionero. Prisionero de esta cárcel gigantesca a cielo abierto que nos rodea a todxs. Prisionero como todxs lxs anarquistas que repudian la esclavitud por la libertad posible. Aun así, libre de la cárcel suiza que lo encierra físicamente y quiere psiquiatrizar su rechazo a renegarse a sí mismo, quiere patologizar y medicar cualquier actitud rebelde e iconoclasta suya.
Según la propia ley que lo mantiene detrás de los barrotes, Marco ya tendría que disfrutar de la llamada libertad condicional, pero esto no ha ocurrido; no podía ocurrir por su total y declarada actitud refractaria contra cualquier distanciamiento de la luchar por la liberación total. No ha ocurrido porque Marco está entre nosotrxs a través de cualquier acción que nos acerca a esa misma liberación total.
Considerado el trato que Suiza (lugar donde, entre otros, la politización del “delito” no se debe tener en consideración) le reserva a lxs que no se doblega a la voluntad de cualquier verdugo en nómina, toga o camisa blanca que sea, es muy probable que después del fin de la sentencia (2018), se le imponga la llamada “cadena perpetua blanca”, es decir, una vigilancia especial de por vida, impuesta para proteger a todos los buenos ciudadanos de su alta “peligrosidad social”.
¡La solidaridad que es necesario y urgente expresar a nuestro amado Marco pura y llanamente solo puede ir más allá de las palabras!
¡Marco, estás siempre con nosotrxs!